Diego empezó primero de escuela en
Era un día inevitablemente emocionante para cualquier madre en cualquier época y circunstancia. El nene radiante, con túnica impecable, moña enorme planchadita, útiles nuevos con olor a librería , precioso y muy nervioso por esa magnífica y aterrorizante experiencia por venir.
Mis nervios eran otros. La directora de
A mi padre lo habían llevado preso en noviembre del año anterior, Diego dejó de ver a su abuelo de un día para el otro, también a su padre que tuvo que salir del país, así como a la familia de su padre y a cantidad de amigos nuestros que venían a casa todos los fines de semana (que ahora estaban presos, clandestinos, exiliados) Todos esfumados. A su vez, mi vieja y yo, tratábamos que tuvieran una niñez lo más “normal” posible, pero en casa se hablaba de lo que pasaba, les habíamos explicado qué había pasado con su abuelo y su padre.
O sea: el gran miedo era qué cosas podría decir en la escuela ante la maestra. No era nada fácil, no podíamos enseñar a un niño de 6 años a mentir! Tampoco queríamos correr el riesgo de que le hicieran pasar un mal momento Ya circulaban historias terribles acerca de humillaciones a las que niños y niñas hijos de presos políticos eran sometidos por las ¿docentes?. Pero el niño a la escuela tenía que ir.
Un día, cuando voy a buscar a Diego, como siempre, la maestra me pide que pase a la clase a hablar con ella.. Entro, en actitud alerta, dispuesta al enfrentamiento. Yo tenía 22 años, pero las circunstancias me habían llevado a estar todo el tiempo en actitud dura y alerta.
La maestra, sonriente, me muestra una redacción que Diego había escrito ese día en una de esas hojitas chicas, medio amarillentas que daba la escuela pública. El tema era: Observamos un pajarito en clase.
La guardé muchos años, ahora no sé dónde está, pero la recuerdo casi de memoria.
Era la típica redacción de niño de primero. Algo así:
Hoy observamos a un pajarito.
El pajarito es chiquito.
Está en una jaula.
No me gustan los pajaritos en jaula. Me hacen acordar a los presos.
El pajarito tiene cuerpo amarillo y alas negras
¡Parece un pajarito de Peñarol!
La maestra Beatriz, se llamaba, me preguntó si había alguien preso en nuestra familia. Le conté la situación y me abrazó.
Beatriz, no me acuerdo el apellido, era una resistente. Debe haber habido muchas, pese a que recordamos solo a las esposas de militares. Resistieron de la mejor manera: cuidando y protegiendo a nuestros niños
Serrana
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