Iguales y punto

Luego del plebiscito de octubre de 2009, un grupo de militantes sociales de diversos orígenes nos organizamos para hacer “algo”.

Desde el principio entendimos que cada paso contra la impunidad era importante y que debíamos buscar el apoyo popular para promover cualquier iniciativa.

Decidimos denominarnos “Iguales y Punto” y trabajar solidariamente con otras organizaciones sociales que enfrentan la impunidad y bregan por la consagración plena y efectiva de los Derechos Humanos. Intentamos entonces, generar un espacio que acumulara en dirección de una sociedad verdaderamente democrática y justa.

En tanto sujetos históricos y como parte del pueblo uruguayo, coincidimos en que la última dictadura nos golpeó de diferentes formas y no sólo a las generaciones que vivieron el período militar. Cargan con el peso de la impunidad también los jóvenes nacidos en democracia. Porque además de violar derechos inalienables como la vida y la libertad, el pueblo uruguayo vivió el proceso de beneficio de unos pocos en desmedro de las mayorías. Sostenemos que también es producto de la impunidad la realidad social en la que vivimos y que impide el verdadero ejercicio y disfrute de esos derechos a gran parte de la población.

Entendemos que los derechos no sólo deben estar consagrados en los papeles sino que debemos, todas y todos, velar por su aplicación práctica.

Mientras no haya verdad y justicia, mientras exista violencia de género, mientras haya uruguayos en condición de vulnerabilidad social, mientras haya una prédica de criminalización de la pobreza, mientras las palabras “discriminación” y “exclusión” sigan vigentes, los Derechos Humanos seguirán siendo una abstracción para la mayoría de los uruguayos.

Estamos en 2011 y entendemos imprescindible la erradicación de cualquier obstáculo jurídico que impida a la justicia cumplir con su función. Confiamos que si existe voluntad política, habrá solución parlamentaria.

Por todo esto, convocamos a quienes el 25 de octubre del 2009 votaron la papeleta rosada, a quienes marchan todos los 20 de mayo, a los jóvenes que al llamado del “último 20 con impunidad” llenaron la Avenida 18 de julio, a quienes a casi 2 años del plebiscito continúan usando el pin rosado. A quienes saben y sienten que los derechos humanos no pueden ser limitados u omitidos por excusas leguléyicas.

Sin exclusiones, también a quienes antes no encontraron la oportunidad y ahora sienten la necesidad de hacerlo, los y las convocamos a sumarse, a trascender cualquier diferencia, a no resignarnos, a como dijo María Ester Gatti: “No perder jamás la esperanza ni la decisión de luchar.”

Iguales y Punto


Para contactarnos: igualesypunto@adinet.com.uy







lectura colectiva

13 hrs.
Juan Castillo
Gabriel Mazzarovich
Damian Coala
Jorge Shellemberg
Gonzalo Delgado

14 hrs.
Ana Amoros
Melina Romero
Martas Cia del Campo
Cesar Arambillete
Tito Dangioligio


15 hrs.
Ruben Olivera
Denisse Legrand
Martin Couto
Pablo Khalil
Alicia Sabatel
Carolina Seade
Ivonne Klingler

16 hrs.
Charna Furman
Cristina Olivera
Javier Zeballos
Rosana Porteiro
Xavier Ferreira

17 hrs.
Marys Yic
Enrico Irrazabal-
Ana Laura Mello
José Legaspi
Tato Lopez

18 hrs.
Daniel Viglietti
Laura Almada
Pablo Aguirrezabal
Federico Graña
Andres Scagliola


HORARIO A CONFIRMAR

Arles Galli
Sergio López Burgos
Luis Puig
Eduardo Lorier
Amelia Porteiro
Beatriz Silva
Rafael Cambre
Cesar Barreto
Diego Piñeyro
Olga Fernandez
Leonardo Polakof
Diego Gómez
Fernanda Cabrera
Soledad González
Constanza Moreira

viernes 1º movida contra Ley de Caducidad

El próximo viernes se realizará una movida en la plaza Libertad para reclamar la aprobación en el Parlamento de una ley interpretativa de la Constitución que deja sin efectos los alcances de la ley de Caducidad.

El próximo viernes 1º entre las 12 y 21 hs., en la Pza. Libertad realizaremos una serie de actividades como parte de las movilizaciones.

A partir de las 12 hs. Maratón de Lectura: habrá un micrófono abierto instalado para que cualquier persona que desee se acerque a leer un texto que elija para la ocasión, puede ser propio, ajeno, contemporáneo o no, el que desee compartir.

Amplificando voces: desde la plaza transmitirán y amplificarán nuestras voces algunos programas de radio, que desde días previos estarán difundiendo, convocando y recibiendo los relatos y el 1º transmitirán en vivo desde la plaza.

Programas radiales: 13:30 a 15 hs. Yo te lo dije - CX 30.

16 a 18 hs. Mateina - 1410 AM Libre.

16 a 18 hs.Vamos a andar - CX 30.

De 19 a 21 hs. Proyección de audiovisuales sobre el tema: en panatalla gigante se exhibirán imágenes sobre movilizaciones. Se exhibirá un corto realizado especialmente para la actividad.

REFLEXIONES 2 de Alicia Sabatel, ex presa, "la Tikis"

2da. Reflexión

LO TRAUMÁTICO NO RESUELTO, NO ELABORADO EN UNA GENERACIÓN PASA A LAS SIGUIENTES.

LA PRÁCTICA SOCIAL- TIENE UN PAPEL EN LA ELABORACIÓN DEL TRAUMA DE LAS PERSONAS MÁS AFECTADAS DIRECTAMENTE. LO PLANTEADO DEBE REAFIRMAR: LA PERTINENCIA DE QUE SE EFECTIVIZEN LOS PROCESOS DE REPARACION DE LOS DAÑOS A LAS VICTIMAS Y A SUS FAMILIAS. POR LO TANTO SOSTENEMOS QUE ES OBLIGACIÓN INEXCUSABLE DEL ESTADO AVANZAR YA------ EN SOLUCIONES JURIDICAS Y SOCIALES, PARA QUE PUEDAN APORTAR A LA SATISFACCION DE LOS DERECHOS INALIENABLES QUE SEGUIMOS RECLAMANDO, CON UNA ARDUA PACIENCIA DESDE HACE 30 AÑOS -
PARA QUIENES HAN SUFRIDO TERRIBLES DAÑOS O DELITOS.


UNA POLITICA REPARATORIA HACIA FAMILIARES Y VICTIMAS DEL TERRORISMO DE ESTADO (la Pensión Especial Reparatoria discriminó cros y cras),CONSTITUYE EL COMPLEMENTO DE EQUIDAD Y JUSTICIA QUE EL ESTADO URUGUAYO ESTÁ OBLIGADO A OFRECER, ASEGURANDO TAMBIÉN EL ASPECTO MORAL DE LA REPARACIÓN QUE SE SOSTIENE EN LA JUSTICIA Y EN LA BUSQUEDA DE LA VERDAD. EL FUTURO DE NUESTRA SOCIEDAD- SERÁ EL FRUTO DE UNA FIRME DECISIÓNDE- NO OLVIDAR JAMÁS LO QUE PASÓ. LA MEMORIA SIEMPRE ACTIVA Y VIGILANTE, DEBERÁ HACER SABER A CADA PASO DE NUESTRA VIDA COMO COMUNIDAD, QUE HAY HORRORES QUE NO DEBEN OLVIDARSE. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA SOCIEDAD TOLERANTE Y JUSTA COMIENZA POR EL RESPECTO IRRESCTRICTO DE LOS VALORES FUNDAMENTALES Y LOS DERECHOS HUMANOS-


SEGUN KAES EN 1996... "NADA PUEDE SER ABOLIDO QUE NO APAREZCA ALGUNAS GENERACIONES DESPUES COMO ENIGMA, COMO IMPENSADO, ES DECIR, INCLUSO COMO SIGNO DE LO QUE NO PUEDO SER TRANSMITIDO EN EL ORDEN SIMBÓLICO..."

NADA SE PUEDE SILENCIAR O HACER OLVIDAR -
EN ALGUN MOMENTO APARECE Y TOMA UNA FORMA CUALQUIERA

TIKIS

REFLEXIONES de Alicia Sabatel, ex presa, "la Tikis"

1er.reflexión.

TOD@S SUFRIMOS LAS VIOLACIONES Y TORTURAS QUE USTEDES CONOCEN Y QUE NO QUISIERA DESCRIBIR AHORA.. EL SHOCK TRAUMÁTICO PSICOFÍSCO- QUE OCASIONA LA TORTURA - FUE Y SIGUE SIENDO MUY IMPORTANTE POR SUS DESAPARICIONES, MUERTES Y SECUELAS SUFRIDAS, JUNTO A ESTO SE AGREGA- LAS VIVENCIAS DE HOSTIGAMIENTO SISTEMÁTICO EN EL PENAL DE PUNTA DE RIELES, YA SEA EN EL COTIDIANO VIVIR- POR PARTE DE LA VIGILANCIA CONTINUA DE MUJERES Y HOMBRE MILITARES, EN LOS TRABAJOS FORZADOS Y OBLIGATORIOS- CON CONTINUAS GRITOS DE REPRIMENDAS Y SANCIONES.
NO ES NOVEDAD QUE EL TERRORISMO DE ESTADO, SE PLANTEABA DESTRUIR NUESTRA IDENTIDAD Y NUESTRA SALUD PSICOFÍSICA- ASÍ COMO LA DE NUESTRA COMUNIDAD.
FUERON LOS MISMOS REPRESENTANTES DE LA CRUZ ROJA INTERNACIONAL, AÑO 79 O PRINCIPIOS DEL 80, QUE ESTUVIERON EN EL PENAL Y NOS INTERROGARON SOBRE NUESTRAS CONDICIONES DE SOBREVIVENCIA.
Y NOS COMUNICARON- QUE DADAS LAS VIVENCIAS DE TORTURAS Y CON LAS CONDICIONES DE PRISIÓN EXISTENTES, CADA AÑO DE NUESTRA VIDA EQUIVALÍA DE TRES A CINCO AÑOS DE DETERIORO EN NUESTRO ORGANISMO Y SALUD-

ESTO LO DEMUESTRA LA CANTIDAD DE CRAS Y CROS QUE NO ESTÁN CON NOSOTROS. Y A ELLOS TODO NUESTRO CARIÑO Y RECONOCIMIENTO. PERO NO BASTA. MUERE UN CR@ CADA QUINCE DÍAS.

SIGUIENDO LOS CRITERIOS PLANTEADOS EN LA BIBLIOGRAFÍA INTERNACIONAL PUEDE SOSTENERSE QUE EN LA EXPRESIÓN Y EN LA INSTAURACIÓN DE PATOLOGIAS CRÓNICAS DIVERSAS, EN EXPRES@S HAYA INCIDIDO EN FORMA SIGNIFICATIVA EL APREMIO EMOCIONALY FISICO PROLONGADO- CAUSADO POR LAS EXPERIENCIAS DE TORTURA, PRISIÓN Y LOS AGRAVIOS SUFRIDOS DURANTE LA MISMA.

TIKIS

CUANDO EL DAÑO Y EL TRAUMA SOCIAL PERDURA

Mucho se ha escrito sobre la dictadura y el terrorismo de Estado. Sobre las víctimas que sufrieron el horror de la tortura y la cárcel, sobre las muertes y las desapariciones, sobre los niños apropiados o recuperados, sobre la clandestinidad y el exilio.
Pero poco se escribe sobre la llamada “segunda generación”, sobre los que siendo niños, niñas o adolescentes fuimos condenados al inxilio y nos consideramos “víctimas directas o sobrevivientes”

Cada una de las historias de aquellos menores de edad tiene su particularidad, pero ninguno de nosotros escapamos a esos años oscuros sufriendo directamente la represión política, donde vimos la necesidad de crear estrategias para lograr resistir en medio de tanto horror y tantas pérdidas, donde tuvimos que hacernos de mecanismos de defensa para sobrevivir en condiciones de dolor y abandono.
Complejidad creciente cuando se trata de aquellos niños, hoy hombres y mujeres adultos, que fuimos dañados y crecimos con marcas que todavía no logramos dimensionar.

Nuestros padres, madres, u otros familiares fueron personas que soñaban con un mundo mejor, por eso pasaban su juventud trabajando o estudiando, y sin negar la realidad política y social empleaban su tiempo tendiendo su mano solidaria a los más necesitados, a los que carecían de trabajo, de vivienda, de educación. Ellos eran la voz de los que no podían o no sabían reclamar por sus derechos, ellos soñaban con un mundo mejor, soñaban con la igualdad, la justicia y la dignidad. Lucharon contra la dictadura y lo hicieron hasta las últimas consecuencias, dando en muchos casos su vida.

Se sabe que toda situación producida por el terrorismo de Estado fue de carácter traumático. No solo por los brutales métodos que el régimen de facto dio para la persecución y eliminación de los opositores, sino porque se dirigió una amenaza abierta contra el conjunto de la sociedad, que se implementó a través de distintas técnicas, las cuales los niños no estábamos ajenos a recibirlas: violencia en el hogar, allanamientos, miedo, angustia, hambre, inseguridad, testigos de secuestros, testigos de torturas, y unido a todo esto, el silencio… no podíamos hablar, no podíamos contar, no podíamos pedir ayuda…

La mayoría maduramos a la fuerza, nos tuvimos que hacer cargo de las responsabilidades de los adultos, supimos tragarnos la angustia y la bronca cuando nos humillaban en los cuarteles, supimos tragarnos la tristeza cuando necesitábamos apoyo y contención, nos volvimos rebeldes pero sensibles, duros pero a la vez frágiles.

Muchas fueron las pérdidas: físicas cuando secuestraban, encarcelaban o asesinaban a nuestros padres, pero también teníamos pérdidas de nuestro hábitat, de nuestros objetos, de nuestras ilusiones, de nuestros ideales, de nuestro tiempo para crecer saboreando la infancia o la adolescencia.

Destruyeron nuestros proyectos, nos quitaron los sueños, nos cortaron las alas…
Muchos necesitamos salir a trabajar con 13 o 14 años para poder comer, perdiendo la oportunidad de estudiar en tiempo y forma.
El terrorismo de Estado también nos condenó causando un daño transgeneracional y dejando un trauma social importante, secuelas psicológicas, sociales y emocionales permanentes y en muchos casos irreparables.

En aquella generación de hijos hubieron situaciones de mucho dolor, un dolor incontenible que desbordaba. Situaciones de mucha confusión, porque esos años fueron realmente muy traumáticos, era la primera vez en la historia del Uruguay que se cargaba con tanta violencia.

Durante los años del terrorismo de Estado y desde recuperada la democracia hasta el presente, seguimos experimentando el abandono, sentimos que las heridas de las situaciones históricas vividas siguen estando y nuestro dolor es invisible para el Estado y para una parte de la sociedad. Seguimos enfrentados al daño y en riesgo de ser atrapados por el silencio, el olvido y el desconocimiento, estamos en una lucha permanente contra la desconfianza y el escepticismo, todo agravado por una LEY DE IMPUNIDAD que protege a los responsables de tanta destrucción.

La presencia de un gobierno elegido democráticamente ofrece condiciones adecuadas a la consolidación del Estado de Derecho, a diferencia de la feroz dictadura que violó sistemáticamente los derechos humanos. Sin embargo las secuelas en las víctimas y sus familiares se mantienen y uno de los factores es la permanencia de la ley de impunidad.

¿Son compatibles la justicia y la impunidad? ¿Se puede rehacer un proyecto de vida cuando los responsables de tanto dolor no son sometidos a la justicia? ¿Se puede decretar el perdón y el olvido mediante una ley? Nos sentimos doblemente víctimas. Por una parte la violencia que se descargó en la década del 70 y por otro, la impunidad que sigue vigente.

El Estado uruguayo - independientemente del resultado del plebiscito - tiene que asumir su deber de aplicar la LEY DE REPARACIÓN INTEGRAL tal cual lo marcan los organismos internacionales. El Estado tiene la obligación de asumir y reconocernos, de vernos y escucharnos.

En el derecho internacional establece que todas las víctimas tienen derecho a obtener una reparación que abarque todos los daños y perjuicios sufridos. Se trata de reconstruir la propia existencia, lejos del terror y la impunidad, gracias a un acto jurídico y simbólico a la vez.

Por ejemplo, en uno de sus párrafos dice: “… El daño al proyecto de vida debe ser reparado a través del otorgamiento de becas de estudio, con apoyo económico durante la duración de los estudios, en instituciones que cuenten con reconocimiento oficial. O bien, mediante la obtención de la víctima a un puesto de trabajo…”

Nuestro rol como hijos y víctimas refleja y representa un invalorable aporte a la democracia, pero llegar a asumirlo se logra a través de un doloroso recorrido personal que implica sobreponerse al daño sufrido, enfrentar condiciones muy adversas y dedicar enormes recursos materiales, económicos y emocionales. Es un largo y extenuante camino el que recorremos para alcanzar la justicia y demanda un esfuerzo y una fortaleza inmensa, nos convertimos en el motor de lucha y reclamamos una verdadera reparación que, de algún modo, logre compensar las violaciones a nuestros derechos humanos y las pérdidas padecidas. Pero no hay una real reparación si ésta no va acompañada de la verdad y la justicia.


El próximo gobierno del frente amplio, tiene una oportunidad histórica de cerrar de esta forma, uno de los capítulos más negros de la historia reciente. Más de un millón cien mil uruguayos tenemos sobradas razones y cifradas esperanzas de que así sea.

MARYS YIC

IMPUNIDAD de Ana Amorós


La mujer se da vueltas en la cama, está sudando y se queja una y otra vez. De pronto se incorpora y un grito profundo despierta la noche.

Prende la luz de la veladora, toma el vaso con agua y se lo lleva a la boca, ingiriendo el líquido de golpe, como para apagar el incendio en que ha quedado su ser entero.

Se pasa la mano derecha por el rostro y musita "fue una pesadilla", la misma pesadilla atroz que la acompaña desde hace tantos años.

Se estira en la cama, acomoda su cabeza en la almohada y apaga la luz. Teme cerrar los ojos, no quiere volver a repetir ese sueño, se estremece. Es el mismo maldito sueño de siempre, que se niega a marcharse y que continúa persiguiéndola implacable aún hoy.

Donde se ve muchachita, estrenando sus veinte años y repleta su mochila de sueños y utopías. Con aquella frágil apariencia, su aire intelectual, sonrisa franca y palomas en las manos. Minifalda de cuero, "bufanda roja y negra por la espalda" como dice la canción de Viglietti.

Si, en ese maldito sueño siempre está él, siempre, con sus veintiséis años, su uniforme de teniente, sus botas, su soberbia, sus retorcidos pensamientos, su frialdad para impartir una cruel orden...

Permanece intacto el recuerdo de su cobardía, su morbosidad, sus odiosos adjetivos de halago a una jovencita con los ojos vedados, desnuda frente a la plaza de armas y su fusta recorriendo palmo a palmo toda la geografía de su cuerpo. Donde se terminaba renegando la calidad de género y se sentía la necesidad imperiosa de desaparecer de la faz de la tierra.

....Y aquella invitación que reiteraba noche a noche en "la carpa" del 4° de Caballería: "Si recobras la memoria y decides hablar y colaborar con nosotros se termina "esto" . En realidad flaca, vos estás para el crimen y no para darte "máquina". Dale no seas tonta, termínala de una buena vez!! Así te puedes vestir y te hago llevar a la enfermería y te dan un café caliente... " A bueno, si no quieres aceptar el trato no digas que no te avisamos ..."

Resonando una siniestra carcajada en el lugar, para sentir luego nuevamente su voz, la voz inflexible de Gilberto Vázquez en un :"Prosigan"!!

VISITAS DE MIS HIJOS - de Charna Furman

Todos los fines de semana, a veces sábados a veces domingos, teníamos una hora de visita de niños.

Mucho se ha hablado de estas visitas, de los sentimientos fuertes y encontrados que provocaban en las madres y sus hijos esos encuentros cortos e intensos, donde se trataba de condensar todo lo que no se podía hacer en el tiempo de la vida libre.

¿Cómo hacer en una hora para dar y recibir tanto cariño, para compartir tantas tristezas y alegrías?

¿Cómo lo fuimos aceptando y viviendo lo mejor posible?

No se, pero encontramos caminos, ideas, sentimientos, preguntas y explicaciones, caricias y abrazos y muchos besos.

Mi temor de perder el cariño de mis hijos era permanente.

Pensaba que a esas visitas iban, tal vez, obligados y después me repudiarían por haber puesto en peligro su felicidad y plenitud de la infancia sin consultarlos.

No fue así, por suerte, ellos sintieron el cariño a pesar de la distancia que nos separaba y el tiempo no compartido.

Recuerdo que en las visitas mi hijo estaba siempre sonriente y parecía feliz y divertido, a mi hija en cambio, la recuerdo tristona y muy aferrada al abrazo, a pegarse a mí.

Al principio en el cuartel, mi hijo presenciaba el espectáculo militar muy excitado: ¡mamá, tocaron la trompeta! ¡ había un camión lleno de soldados! ¡ los soldados estaban marchando y tocando música!

Mi hija sólo quería estar en mi falda, tocarme, abrazarme.

En el penal, me llamaba la atención que mi hija, chiquitita, con sólo tres o cuatro años, llegaba y se sacaba los zapatos y las medias. Aunque estábamos en un lugar abierto generalmente, salvo cuando llovía.

Ahora me sorprende ver a mi nieta haciendo lo mismo apenas llega a su casa. Tal vez mi niña se sentía de algún modo llegando a su casa al estar junto a mí.

Les llevábamos juguetes y algunos alimentos para merendar, pan con dulce, manzanas.

Nos revisaban a nosotras y a ellos a fondo, a veces en formas muy humillantes. Pero pasábamos con paciencia la revisación, debíamos vernos.

Como eran conjuntas con las visitas de varios niños con sus madres, podíamos organizar juegos y lograr que ellos se divirtieran, se hacían amiguitos, se veían con algunos en otros días, y lograban sentirse mejor, ya que no eran los únicos que tenían a su madre presa.

Muchos años después supe que sí tenían vergüenza ante sus compañeros de escuela que no conocían las causas políticas: si una madre estaba presa, seguramente era una delincuente.

Debió ser muy duro para los niños no tener a sus madres en las fiestas de la escuela, a la salida de la clase, paseando los fines de semana, en los cumpleaños.

Cuando caí, ellos tenían 4 y 2 años y medio. Cuando salí tenían 8 y medio y siete años. Eran muy chiquitos.

En todas partes, a participar

El ingreso en el parlamento nacional de un proyecto de ley interpretativa que dejará sin efecto los alcances de la ley de caducidad, no es un hecho parlamentario más. Es, también, el resultado de 24 años de lucha de nuestro pueblo contra la impunidad. Por eso queremos ser parte activa de ese momento. Ya sea siguiendo la discusión desde las barras, o en actividades especialmente organizadas, que nos permita, a través de la imagen o la palabra, encontrarnos con los que fueron momentos significativos que recorrimos para llegar a que seamos todos, frente a ley, iguales.

Por eso, invitamos a que en las distintas ciudades que conforman nuestra República, como la colectividad uruguaya en el exterior, pueda ser parte de esta iniciativa que emprendemos.
En cada lugar de acuerdo a sus posibilidades, coordinando las acciones para amplificar lo que hagamos y para que podamos sentir que la ley que se votó un 22 de diciembre de hace 24 años, con empecinado esfuerzo pudimos revertir.

Para coordinar apoyos comunicate con igualesypunto@adinet.com.uy

Hacé oir tu voz contra la impunidad


Hacé oir tu voz contra la impunidad


Leyendo nuestras historias mínimas:
Construcción de un relato colectivo


Invitamos a una maratón de lectura, donde a través de pequeñas historias, testimonios, notas, distintas versiones de acontecimientos o lo que a cada uno le resuene aportaremos a la construcción de la memoria.
Habrá instalado un micrófono abierto para que cualquier persona que desee se acerque a leer un texto que elija para la ocasión, puede ser propio, ajeno, contemporáneo o no, el que uno desee compartir.
Aquellas personas que no puedan estar presentes pueden enviar sus relatos y textos a la casilla de correo igualesypunto@adinet.com.uy y a través del perfil y evento en facebook, http://www.facebook.com/?sk=events#!/event.php?eid=114421398615137.

Construyendo verdad, fortaleciendo justicia:
Intervención artística en la plaza

Proponemos realizar una obra construida con los aportes de la gente, con recuerdos, con historias, múltiple y diversa.
Intervendremos plásticamente la Plaza más emblemática en la larga lucha contra la impunidad, donde también se encuentra emplazada la Suprema Corte de Justicia.

Amplificando voces:
Desde allí transmitirán en vivo y amplificarán nuestras voces algunos programas de radio, que desde días previos estarán difundiendo, convocando y recibiendo los relatos.

Campaña Iguales y punto:
Realizaremos una campaña callejera y electrónica de afiches que recuerden la lucha contra la impunidad desde el origen mismo de la Ley de Caducidad.
Se trataron de sintetizar en los momentos claves de esta lucha, para la primera convocatoria del viernes 1º. Se realizará una pegatina convocando a la actividad.

El mismo día en que el parlamento vote la eliminación de la ley se saldrá a pegatinear el afiche únicamente con la flor y la firma “Iguales.”

Las mismas imágenes se distribuirán por mail, Facebook, blog, etc.

de memoria

....
No me acuerdo de su nombre, recuerdo que le decíamos Negrito. Para nosotros era un “preso viejo”, a quien conocimos cuando por fin se nos permitió tener la puerta abierta y circular por la planchada.


Tampoco recuerdo la frecuencia con la que venía de visita a nuestra celda, creo que era dos veces por semana; ahora me parece entrever un tempo de sesión psicoanalítica, si me permiten la herejía. Pero bueno, qué más decir de la escuela, el hospital, la fábrica y la iglesia…


Soy un obrero de la construcción y eso es todo; de él no dijo nada más y un poco y a veces nos contó de su hija. Aún no era conveniente saber mucho, creo. Sin embargo, nos hizo saber que se sentía orgulloso. Ella es una buena estudiante, dijo, bajando la cabeza mentirosamente como si fuera solo para volver a cebar. Bromeó diciendo que ahora que ya no estábamos tan rapados se le notaba más la incipiente pelada.


La memoria tiene ese atributo, ¿no?, que con el tiempo se transforma más en deseo y menos en información; tal vez por eso no la referimos en gigas ni en terabytes; la memoria es una alucinación, cosa que los fabricantes de máquinas jamás aceptarían.


Sin embargo, los industriales abonan la confusión al utilizar la expresión “la unidad más pequeña de memoria” para referirse al bit, cuando en verdad se refieren a “la más pequeña unidad de almacenamiento de información “(el bit).


Y así sin darnos cuenta el celular tiene memoria, ¿qué memoria tiene el notebook? y la cámara digital precisa que le compres una adicional. No te olvides.


Pero no hay caso, la memoria es humanamente única y únicamente humana.


Porque acaso la memoria no sea mensurable, clasificable, almacenable. Acaso una cosa es el chip y otra cosa es el recuerdo.


Acaso su inasible momento de la singularidad es genéticamente incodificable. Quizá mi memoria es incompartible.


El asunto es que entre aquellas visitas disfrazadas de artesanías asistí a mi primera escuelita de materialismo histórico.


Y, lo que viene muy a cuento, es que no había libros ni apuntes. Era todo de memoria.


Tal vez confundo las fechas y no era setiembre del 84, pero recuerdo con precisión que aquellas tardes el Río de la Plata brillaba como nunca más lo volví a ver.




..........
abrazo,
Diego.

SUSANA

Eran muy jóvenes. Para el funcionamiento en clandestinidad se llamaban Susana y Pablo. Cuando ingresó en el Movimiento y le preguntaron cómo se quería llamar, sorprendida, fue el primero que se le ocurrió. Podría haberse puesto Tania o Micaela, sonaban más revolucionarios pero Susana no tenía pretensiones de luchadora heroica ni demasiada teoría que la sustentara. Mas que nada eran sentimientos de altruismo y de solidaridad con los pobres, heredados de su formación cristiana, mezclados con el pensamiento de izquierda de su padre, socialista de siempre. Pensaba en la solidaridad, no en el sentido grandilocuente y vacuo que le suelen dar algunas personas, sino en lo sustancial del sentimiento, de comprensión de lo humano y sus necesidades.
Susana tenía el convencimiento de que debía ser leal y consecuente con ellos y por eso se encontraba en la militancia clandestina de un grupo armado.

Le gustaba el cine, el baile, la ropa linda y a la moda, maquillarse y verse bonita, pero revolucionariamente ajustaba el uso de sus jeans y suéteres, al decoro exigente de la militancia. No por ello, dejó de jugarse el pellejo, y mucho más que eso: estaba embarazada.

No se creía muy valiosa, pero a pesar de no entender algunos pensamientos escuchados en reuniones políticas y de no aprobar otros tantos, estaba convencida de que eso no importaba demasiado en la consecución de la felicidad común. Callaba , acomodaba un tanto su parecer y marchaba hacia adelante.

También avanzaba su embarazo. Con Pablo habían decidido tener un hijo porque el tiempo turbulento y difícil que ya se vislumbraba no les dejaría muchas oportunidades en el futuro.

Susana creía que podía pasarles lo peor: la muerte. Estaba dispuesta a enfrentarla y dar su vida en la búsqueda de fines últimos, sublimes y esperanzadores para la mayoría del pueblo. Y amaba a Pablo. Quería que el hijo fuera suyo y tal vez era la última oportunidad.

¿Egoísmo inconsciente del amor? Seguramente años después, se lo preguntaría algunas veces.

Un día, clandestina y con su embarazo de casi cinco meses, vagando por las calles del centro de la ciudad, los dos de la mano, cansados y caminando sin rumbo, tuvieron la oportunidad de pasar la noche en casa de un compañero. Les dejó su dormitorio. Susana y Pablo hicieron el amor con mucha dulzura y desesperación, sintiéndose más unidos que nunca.

Y así conoció ése algo de amargura y dolor que acompaña las alegrías de la vida, por el miedo oculto de que ellas tengan fin y no se puedan tener para siempre. Era muy joven para saber que a veces la felicidad es un rato, un momento, un instante. Tenía miedo pero no de una manera abyecta, humillante y cobarde; por el contrario, como puede tenerlo alguien digno, sin sentirse innoble por su debilidad. Un miedo por el futuro que no le impedía seguir adelante.
Muchas veces se preguntó, ¿por qué? ¿cómo?, porque hay momentos en que todo desaparece de nuestro raciocinio y sólo queda el sentir. Momentos en que hasta la misma muerte, si nos llegara de improviso, sería para nosotros un alivio. Y eso lo descubriría más adelante, cuando ya estuviera detenida y en poder de los militares.

Pero durante el tiempo en que fue humillada, desnudada con su barriga inocente, golpeada, pinchada con agujas, repitió para sí palabras de aliento: Hijo mío! Hijo mío! Y en la desesperación y angustia se reveló y tomó la decisión de salvarse.

Pasaron los peores momentos y llegaron algunos más aliviados. Las cartas de Pablo, alentadoras, sus manualidades, la convivencia en una habitación del cuartel con otras veinticinco detenidas, mujeres jóvenes como ella, que la mimaban lo mejor que podían. Alguna, con hijos, le explicó qué le sucedería en el momento del parto. No tenía
comunicación con la familia, pero no había perdido las ganas de reír, tenía un hijo en su vientre, era una fortuna con la que las demás no contaban.

Y vivió su embarazo en las peores condiciones, pero con naturalidad. Cuando llegó el momento de dar a luz, Susana avisó al guardia de turno. La trasladaron al hospital militar en un jeep, sentada atrás, con las piernas arrolladas, a los saltos por los pozos de la calle y con guardias armados con M1.

Hizo su largo trabajo para el alumbramiento en la sala común de los presos políticos, separados por biombos. Los hombres de un lado y las mujeres del otro. Era una sala grande, de unos veinte metros de largo. Camas a ambos lados y grandes ventanales tapiados para que no se viera ni el cielo. Hacia el final, un baño pequeño, en común para todos los enfermos, torturados y como en su caso, alguna sana parturienta.
Cada uno en su cama, no podían hablar entre ellos, aunque siempre encontraban una oportunidad de intercambiar algunas palabras, generalmente de aliento pero de información que iba y venía de los diferentes cuarteles y cárceles.


Acostada, pasó sola doce horas interminables, a veces jadeando, otras, tratando de contener los latidos de su corazón, venciendo el miedo.
Debía llamar cuando las contracciones fueran cada un minuto ¿cómo saberlo sin reloj, desaparecido cuando fue detenida? Al fin pensó que la naturaleza y su salud, la ayudarían. Así debían parir algunas mujeres en el medio del campo, aisladas; o como en algunas tribus,
donde se alejan solas a tener sus hijos. Nadie les está al lado controlando su respiración o la del niño, nadie les mide la duración de las contracciones ni les alcanzan flores después del esfuerzo.

Acostada de lado, con sed y hambre, veía sobre la mesa de luz, un pancito. ¿por qué extraños ripios de la mente, años después, como en una fotografía, se presentaría ésa imagen del pancito solitario, allí expuesto, como objeto de un deseo incontenible?.

La llevaron a la sala de parto y el niño nació. Ella casi no se quejó, porque una revolucionaria debía dar el ejemplo de fortaleza, como lo habían hecho todas las anteriores. “Son las mejores parturientas del Militar”, comentaba el personal.
La pasaron en una camilla a una habitación muy pequeña; allí no entraba el guardia con su M1, que debió quedarse en la puerta. Estaba cansada, muy cansada. La enfermera puso una bandeja de hierro, que calzan sobre la cama, bajo su cara, con una taza de caldo. Y allí la dejó.

-¡Comé – le dijo el guardia – te va a hacer bien! Te vas a reponer.

-No tengo fuerza para levantar la cuchara,- contestó apenas en un susurro.

Entonces sucedió algo que unió a estos dos seres distantes con realidades muy diferentes.

El soldado dejó su fusil apoyado en la pared y empuñó la cuchara para darle de comer en la boca.

Se sintió feliz y libre como los pájaros, porque ése acto de humanidad le dio la oportunidad de expresar una alegría infinita y el deseo de compartirla. En ése momento el soldado, allí, los dos solos, sin explicárselo demasiado, tiene que haber sentido lo absurdo de
la situación. Él, preparado para terminar con la subversión, entrenado para combatir cuerpo a cuerpo con su fusil, y matar, estaba custodiando a una recién parida que no tenía fuerzas para levantar una cuchara: y se conmovió, y se contagió de la alegría y recordó las suyas con cuatro hijos y le contó todos los partos de su mujer y habló y habló hasta que Susana, cansada, se durmió.

Nunca supo por qué extraña razón no le entregaron su niño hasta pasadas veinticuatro horas, en las que se consumió de ansiedad y preocupación; porque no era digna de explicaciones, sólo era, la cero setenta y dos.

Se arrastró hasta la ducha, agarrándose de cama en cama, hasta llegar al baño; se bañó bajo el potente chorro que caía del caño sin roseta y esperó.



Y cuando tuve el bebé en brazos, aún con cierta sensación de ajenidad, ya no fui Susana; fui Yo. Yo madre con mi hijo, incorporándolo a mi vida, ya no sola. Lo miré largamente, cada detalle de su fisonomía y de su cuerpo. Sentí la maravillosa sensación de tener a alguien que era parte de mí. Y así mientras lo ponía en mi pecho con la naturalidad de mi condición, se me rebeló la más absoluta certeza: nos perteneceríamos siempre. Nos tendríamos uno al otro, pasara lo que pasara, para siempre. Y ésa, es mi más absoluta Verdad.


Más de treinta años después, cuando escucho la historia de María Claudia; pienso en cómo era yo en ése entonces. Ella, con sus diecinueve años, con su niña en brazos, con la alegría de ser madre y con la angustia y el miedo de la incertidumbre. Ella; con la inocencia de sus ideales, con la entrega de lo mejor de un ser humano, pequeña y grande a la vez. Pienso en ella, la evoco y lloro.

enviado por Carmen Maruri

LA TANA DE ANDRÉS GESTO

LA TANA

La
Tana era una persona absolutamente adorable. Tenía 18 años y hacía pocos meses que estaba con su familia en Uruguay. Vivía frente a la playa
Pocitos y allí fue que la conversó Washington, siendo novios desde entonces.
La capacidad de comunicación, la imaginación y la audacia de Washington y de Carlos, inseparables amigos en esa época, era infinita. La mañana no existía y la noche era su dimensión normal y habitual. Mientras volvían caminando a
sus hogares en la madrugada, con crayones iban pintando todas las paredes que podían. "Liberar a Chipre" era un desafío en un muro, y fue consigna inventada por ellos. En la temprana dictadura de 1974, esas caminatas pictóricas eran aún posibles.
Dos o tres años después, cuando el espacio que ellos utilizaban se redujo a cero por la represión, se fueron a otros paisajes a seguir liberando.

Pero en 1974 afiliaron a la "Tana" a la clandestina organización juvenil comunista. Ella cedió su precioso piso frente al mar para muchas reuniones clandestinas. Su padre, perteneciente a un partido centrista de Italia,
pasaba poco tiempo en la casa debido a su trabajo.

La Convención Nacional de Trabajadores, decidió que el primer 1 ° de Mayo en dictadura sería un día de recordación como siempre, y también una jornada por la democracia. Cuando cayó la noche, centenares de obreros,
estudiantes y defensores democráticos estaban presos por su osadía. La manifestación se hizo en las dos principales zonas de concentración fabril,
una sobre la Avda. 8 de Octubre y la otra sobre la Avda. Carlos María Ramírez. Una en el centro de la Unión y la otra en el centro de la Teja. Me tocó esta última. Apenas bajé de la vereda a la calle al igual que miles de compatriotas, la desbandada fue rapidísima. Unida a todos los vehículos de
represión que ya conocía, me sorprendieron los helicópteros. También me produjeron una sensación de miedo nueva. Había gente fantástica, veterana de muchas manifestaciones, que se reorganizaba y volvían a marchar. Eran increíbles. Los veinteañeros José Pacella y Andrés Di Pascua, entre otros
muchos, se agigantaban al volver a bajar a la calle una y otra vez.
Solo me sentí a salvo cuando crucé de vuelta el puente sobre el arroyo Miguelete entre Pueblo Victoria y Capurro. Caminé decenas de cuadras para llegar al lugar, y luego muchas más desde Plaza Lafone hasta mi casa en L. A. de Herrera y San Martín. No recuerdo el cansancio.
Washington no pudo evitar que la Tana participara a pesar de nuestras recomendaciones. En pocos meses y habiendo mejorado muchísimo el manejo del idioma español, su personalidad se empezaba a mostrar, y su compromiso con
nuestra causa, fue mucho más lejos de lo aconsejable para su libertad. Meses más tarde, el padre se apuró a devolverla a Italia, siendo ya conocida por
la policía política.
La jornada había sido memorable, pero también la dictadura mostró que la
antidemocracia estaba muy fuerte y que la manifestación pacífica pagó un precio tan alto, que solo nueve años después habría otra, el 1° de Mayo de
1983.
En 1975, la fecha del 1 ° de mayo registró cinco o seis manifestaciones relámpago en distintos barrios de Montevideo, formadas por algunas decenas de personas unas, cientos de personas otras, mayoritariamente jóvenes, que
seguían la enseñanza artiguista, arriesgándose sin obtener nada a cambio. La bestia fascista mostró rápidamente su verdadero rostro.

Andrés Gesto

================

Me acordé después que Hugo Couto fue por esas fechas secr. de org. del regional 2 al que pertenecíamos todos nosotros.

A.G.

================

La Tana vive en Roma, es una profesional con más de 90 publicaciones según leí en internet. Washington se exiló en México donde vive con familia y varios hijos. Carlos, casado, varios hijos, vive en París, es licenciado, profesor, publicó hace años libros de poemas. Eran estudiantes del liceo 17 a los que la dictadura les modificó radicalmente la vida, y creo que perdieron el camino de regreso.

A.G.

MANUEL LIBEROFF

MANUEL LIBEROFF
DESPARECIDO DESDE EL 19 DE MAYO DE 1976

Lo conocí en ocasión de que cumpliendo su tarea como médico de barrio atendió a mi vieja. No recuerdo todos los detalles pero si que los médicos que la habían atendido hasta allí la habían desahuciado. Gracias a la comunicación que existía entre vecinos en aquella época donde el boca a boca era una especie de Internet barrial, le anoticiaron al viejo que en el barrio, a pocas cuadras de donde vivíamos entonces atendía un médico que , aparte de sus conocimientos era de una calidad humana excepcional. Dadas las circunstancias lo llamamos sin pérdida de tiempo. Nos hizo un par de visitas estudiando el caso poniendo un empeño y cuidado como si fuera su paciente exclusivo. Siempre sonriente, derrochando bonhomía, su sola presencia traía alivio y esperanza. No se tomó descanso hasta que halló el remedio que otros colegas no habían visto. Días después, ya nos visitaba sin que lo llamáramos, la vieja en franca recuperación, dio por terminada su tarea como médico. Eran momentos duros económicamente hablando. Pobres consuetudinarios, los gastos extras provocados por la enfermedad, más los días de trabajo perdidos por el viejo para hacerse cargo de la situación, nos ubicaba como dirían hoy bajo la línea de la indigencia. Muy por debajo. De todas formas el viejo hizo la pregunta de rigor, casi como un ritual. ¿Qué le debo Doctor?. Y ahí se mostró en toda su dimensión humana. Habitante de un barrio proletario, proletario él mismo no solo por origen sino por filosofía, calibró la situación sin que nadie se lo dijera, Se levantó, besó a la vieja, recogió su valijín, le dió un apretón de manos al viejo, y le dijo simplemente: nada. Y se fue por el pasillo que lo llevaba al zaguán que ya conocía como si fuera su casa acompañado por el viejo. Lo ví salir y su sonrisa bonachona me quedó grabada para siempre.
Años después nos cruzamos otra vez. El baby futbol comenzaba a ser furor. En la Curva de Maroñas se había organizado una liga donde participaba el cuadro que regenteaba el viejo y el cayó un par de veces a las reuniones como delegado de otro cuadro del barrio, luchador incansable de cuanta causa popular se le cruzaba. Su hijo, Benjamín terminó jugando en el cuadro de mi viejo.
Anduvo el tiempo y nos enteramos que había desaparecido. Todavía no lo sabíamos, pero había ya comenzado la lucha que nos desgarraría como sociedad y como país.
Ideológicamente en las antípodas en ese momento no alcanzábamos a entender lo que pasaba. Menos aún la negra noche que vendría y nos golpearía a todos los uruguayos.
Vivimos con angustia su desaparición pero sin acertar a hacer nada. Y se nos vino la noche nomás.
Lo volví a ver después de haber sido expulsado de Uruguay, aquí en Buenos Aires donde los mismos malos vientos me habían traído. Se celebraba un mitin en la Federación de box convocado por uruguayos que pensaban entablar algún tipo de resistencia a la dictadura. Como quedaba cerca de casa, con mucho sigilo, aquí el horno también se preparaba para no estar para bollos, fui a ver de que se trataba. Estaba en la puerta Zelmar con todos sus gurises. Y un poco más allá, sólo, estaba el ahora compañero Manuel Liberoff. Nos abrazamos, me reconoció cuando le dije quien era, y estuvimos hasta el final juntos, comentando cosas ahora comunes a ambos. Terminó el acto, y se convocó a un segundo acto para darle forma a la organización, (creo que la habían bautizado como Movimiento 33 orientales , o algo asi). Quedamos en volver a vernos allí. Llegúe temprano a la convocatoria, por suerte, y ví el operativo policial llenando omnibuses con los compañeros. Pegué la vuelta y me fui.
Nunca más lo ví. Vino su desaparición final. Esa que todavía nos duele. Esa que me dejó como eterno deudor. Salvó la vida de mi vieja. ¿Cuánto vale la vida de una madre?
He tratado de pagarle aunque sea un poco, continuando su lucha por un mundo mejor.
Veo su foto cada tanto en mi computadora, con esa sonrisa de hombre bueno, la misma que tenía cuando nos reencontramos después de haber atravesado la dura experiencia de la cárcel. Contra esas cosas nada pueden los genocidas. Pueden maltratar cuerpos pero jamás llegarán a mutilar almas.
COMPAÑERO MANUEL LIBEROFF. ¡PRESENTE!
HASTA LA VICTORIA ¡¡¡SIEMPRE!!!

Crónica de un 20 de Mayo que falté a la Marcha.

de Gaby Frenteamplista, el sábado, 22 de mayo de 2010 a las 6:56

El día apenas despunta y falta mucho aún para que la densa niebla se disipe. El camión del ejército cargado de estudiantes estaciona frente al liceo. En la cabina, el conductor conversa animadamente con tres gurisas, al tiempo que de la caja irrumpen saltando y aterrizan en el asfalto el grueso de los pasajeros, marcando el fin del corto viaje y el comienzo de otra larga jornada. Ellos no lo saben. Ignoran que son una rareza. Para ellos es sólo otro día más de clases, timbres y recreos. Yo sí lo sé. Yo, sentada en la parada frente a ellos, aletargada estirando el último cigarro antes del timbre y los últimos minutos de somnolencia antes de disipar del todo al sueño, los observo. La imágen me conmueve. Su significado mucho más.
La idea irrumpe en mi cabeza como segundos antes lo hiciera el camión abriéndose paso entre la niebla. Ese camión del ejército...pienso. El mismo camión que antes...no...no podría ser el mismo...Este, es más moderno. Los otros, debieron haber sido viejos incluso aún en aquellos años. El soldado que lo conduce tampoco podría ser el mismo. ¿Nieto de alguno de ellos quizás?
Alguien podría decirme que son otros los tiempos, otros los camiones, otros los soldados y por sobretodo, otros muy otros los estudiantes. Pero en mi mente la idea no se disipa. Como la niebla, persiste. ¿Y si acaso el tiempo no fuera lineal y ese antes y este ahora coexistieran de alguna inexplicable manera? Si fuese así, habría entonces, también en este instante camiones del ejército conducidos por soldados de la Patria trasladando estudiantes, obreros y maestros, aunque no con la loable tarea de llevarlos a sus lugares de estudio o trabajo, ni tampoco conversando animadamente con esa pasmosa cotidianeidad que estalla ante mis ojos.
Pero esta imágen frente a mi es real. Tan real como lo fueron o lo son las otras que no viví, que nunca ví.
¡Es tan obsceno el contraste! ¡Tan grotesca la camaradería, la familiaridad del trato entre ellos! Y me pregunto si hubo un tiempo también antes, en que la cordialidad cotidiana entre soldados y estudiantes no resultaba tan pasmosa. Debió haber sido así hasta el día en que alguien dió una órden. Y alguien la obedeció. Y en nombre de la obediencia debida, la cordialidad, el estudiante, el obrero, el vecino y hasta el pariente fueron tragados por la niebla.
Quizás sean sólo desvaríos. Quizás sólo sea que estoy sensible porque es 20 de Mayo y hoy no voy a la Marcha. Estoy lejos...tratándo de echar raíces en esta nueva vida que elegí. Lo tengo decidido, pero mi determinación no es firme. La idea de volver, de marchar con mis hermanos dió vueltas en la cama conmigo toda la noche. ¿Cómo no estar con ellos? ¿Cómo no sobrecogerme ante el silencio ensordecedor, ante el aplastante sonido sordo de los miles de pasos dolientes, inclaudicables de mis compañeros?
Hoy no podré ir. Por mil razones personales mis pasos no estarán allí.
Pero el día me ofrece esta imágen, esta idea de reconciliación que pide el Presidente.
¿Es que no ves Pepe que ellos ya están reconciliados, que viajan juntos todos los días, que conversan y comparten quien sabe cuántas cotidianeidades igual a como lo hace cualquier familia? Igual a como lo hacían las familias que sus abuelos rompieron...
Pero ellos no lo saben, o no quieren saberlo. No lo recuerdan porque otros no los dejan recordar. La camaradería que comparten es hija de la amnesia, es una inoncencia sucia porque no los dejan saber, no nos dejan saber...Los rostros inocentes de esos estudiantes hijos de militares que charlan con el soldado, están manchados por la sombra de una mano siniestra que extiende con sus dedos tenebrosos un velo que oculta la Verdad, la Memoria, la Justicia. Allí no hay reconciliación, sólo mentira, impunidad y cobardía.
¿Qué reconciliación? ¿Cómo pedirla a quienes se acuestan cada noche negándose a sí mismos la Verdad bajo la ilusoria autocomplacencia de creerse a salvo, atrincherados en la seguridad de sus familias, negándole cada día a otros, a mis hermanos, la Verdad y tan siquiera la ilusión de ir juntando de a uno los pedazos de sus familias rotas.
Allí no hay reconciliación. En sus sucias conciencias no la habrá nunca, mientras no sean capaces de sentir que haber hecho lo que hicieron a otros fue hacérselo a ellos mismos, que haber destrozado las familias de otros fue y es destrozárselas a ellos mismos, que negarnos la Verdad es negarle a los rostros de sus nietos estudiantes la inocencia limpia que debieran ostentar.
Quizás reconciliación no haya nunca. Mi incorregible idealismo no me impide preguntarme que ocurriría con la cordialidad de ese soldado de la Patria que conduce un camión del ejército, si un buen día, bajo el influjo de otros vientos, alguien volviera a dar la órden, la macabra órden...
¿Quién puede afirmar que no olvidará otra vez que los hijos de otros son sus hijos, los hermanos de otros son sus hermanos?
Compañero Presidente...¿Cómo carajo se perdona a quien no pide perdón?
Perdónelos usted, que es grande, porque desués de haber vivido lo que yo apenas puedo vislumbrar, recompuso sus pedazos para emprender este camino que lo lleva hoy a pedirnos a todos reconciliación. Usted puede hacerlo porque está reconciliado con la vida. Yo sólo podré perdonarlos el día que nos pidan perdón. Porque TODOS SOMOS FAMILIARES. Porque TODOS LOS MUERTOS SON MIS MUERTOS.
Mientras siga latente la sombra de esa mano siniestra que tiende un manto de niebla tragándose a nuestros muertos, a la Verdad, a la inocencia, al perdón y a toda reconciliación posible, seguro irrumpirán abriéndose paso entre esa niebla, los gritos desgarradores de la Memoria, el silencio ensordecedor de las voces que nos faltan, el aplastante sonido sordo de los pasos inclaudicables de mis compañeros...

*Todos los días los hijos de los militares que viven en Santa Teresa son llevados en un ómnibus o un camión del ejército al liceo de La Coronilla.

Desde Valizas a todos mis compañeros salúd!

EL PAJARITO ENJAULADO,DE SERRANA SANTAMARINA

Diego empezó primero de escuela en la Escuela Grecia, en 1976.

Era un día inevitablemente emocionante para cualquier madre en cualquier época y circunstancia. El nene radiante, con túnica impecable, moña enorme planchadita, útiles nuevos con olor a librería , precioso y muy nervioso por esa magnífica y aterrorizante experiencia por venir.

Mis nervios eran otros. La directora de la Escuela era la cuñada del Goyo Alvarez (esposa de milico, como casi todas o todas las directoras de las escuelas públicas) y las maestras……todo hacía pensar que el perfil debía ser parecido.

A mi padre lo habían llevado preso en noviembre del año anterior, Diego dejó de ver a su abuelo de un día para el otro, también a su padre que tuvo que salir del país, así como a la familia de su padre y a cantidad de amigos nuestros que venían a casa todos los fines de semana (que ahora estaban presos, clandestinos, exiliados) Todos esfumados. A su vez, mi vieja y yo, tratábamos que tuvieran una niñez lo más “normal” posible, pero en casa se hablaba de lo que pasaba, les habíamos explicado qué había pasado con su abuelo y su padre.

O sea: el gran miedo era qué cosas podría decir en la escuela ante la maestra. No era nada fácil, no podíamos enseñar a un niño de 6 años a mentir! Tampoco queríamos correr el riesgo de que le hicieran pasar un mal momento Ya circulaban historias terribles acerca de humillaciones a las que niños y niñas hijos de presos políticos eran sometidos por las ¿docentes?. Pero el niño a la escuela tenía que ir.

Un día, cuando voy a buscar a Diego, como siempre, la maestra me pide que pase a la clase a hablar con ella.. Entro, en actitud alerta, dispuesta al enfrentamiento. Yo tenía 22 años, pero las circunstancias me habían llevado a estar todo el tiempo en actitud dura y alerta.

La maestra, sonriente, me muestra una redacción que Diego había escrito ese día en una de esas hojitas chicas, medio amarillentas que daba la escuela pública. El tema era: Observamos un pajarito en clase.

La guardé muchos años, ahora no sé dónde está, pero la recuerdo casi de memoria.

Era la típica redacción de niño de primero. Algo así:

Hoy observamos a un pajarito.

El pajarito es chiquito.

Está en una jaula.

No me gustan los pajaritos en jaula. Me hacen acordar a los presos.

El pajarito tiene cuerpo amarillo y alas negras

¡Parece un pajarito de Peñarol!

La maestra Beatriz, se llamaba, me preguntó si había alguien preso en nuestra familia. Le conté la situación y me abrazó.

Beatriz, no me acuerdo el apellido, era una resistente. Debe haber habido muchas, pese a que recordamos solo a las esposas de militares. Resistieron de la mejor manera: cuidando y protegiendo a nuestros niños

Serrana

DE CAROLINA SEADE, EX PRESA POLÍTICA

ACANALADO

Dejé la carne tierna...

tan tierna aún,

que parecía que latía

por mi latido:

que su alimento era mi alimento.

Fue una fresca noche de noviembre,

donde la vida se hizo trozos,

donde nos derretíamos

en un océano hecho de pavor colectivo...

Horripilante noche,

y nuevo dia

y tarde

anochecer y noche.

Y noches.

No había hombres ni mujeres,

ni casa, baño o cocina...

Nadie nos llamaba por teléfono,

a conversar de nada.

No había plancha,

ni preparar el desayuno,

ni la ropa secada al sol.

No nos tenían,

ni los teníamos.

No hay lugar comparable.

Depósito de cosas, de huesos que se mueven.

(recuerdos de la vida,

entorpeciendo sombras).

No es personal la historia...

conjunto de estructuras y huecos aplastados.

Resucitar después...

Hacé oir tu voz contra la impunidad

Hacé oir tu voz contra la impunidad


Leyendo nuestras historias mínimas:
Construcción de un relato colectivo


Invitamos a una maratón de lectura, donde a través de pequeñas historias, testimonios, notas, distintas versiones de acontecimientos o lo que a cada uno le resuene aportaremos a la construcción de la memoria.
Habrá instalado un micrófono abierto para que cualquier persona que desee se acerque a leer un texto que elija para la ocasión, puede ser propio, ajeno, contemporáneo o no, el que uno desee compartir.
Aquellas personas que no puedan estar presentes pueden enviar sus relatos y textos a la casilla de correo igualesypunto@adinet.com.uy y a través del perfil y evento en facebook, http://www.facebook.com/?sk=events#!/event.php?eid=114421398615137.

Construyendo verdad, fortaleciendo justicia:
Intervención artística en la plaza

Proponemos realizar una obra construida con los aportes de la gente, con recuerdos, con historias, múltiple y diversa.
Intervendremos plásticamente la Plaza más emblemática en la larga lucha contra la impunidad, donde también se encuentra emplazada la Suprema Corte de Justicia.

Amplificando voces:
Desde allí transmitirán en vivo y amplificarán nuestras voces algunos programas de radio, que desde días previos estarán difundiendo, convocando y recibiendo los relatos.

Campaña Iguales y punto:
Realizaremos una campaña callejera y electrónica de afiches que recuerden la lucha contra la impunidad desde el origen mismo de la Ley de Caducidad.
Se trataron de sintetizar en los momentos claves de esta lucha, para la primera convocatoria del viernes 1º. Se realizará una pegatina convocando a la actividad.

El mismo día en que el parlamento vote la eliminación de la ley se saldrá a pegatinear el afiche únicamente con la flor y la firma “Iguales.”

Las mismas imágenes se distribuirán por mail, Facebook, blog, etc.


Fermental, Fecunda, Verde, la Lucha de tantos espera Germinar



Iguales.
Huelga General 1973

QUIENES CONVOCAMOS A MOVILIZARNOS


Convocamos:
PRODERECHOS

Olga Fernández, Damián Payotti, Soledad Gonzalez, Federico Graña, Fernanda Cabrera, Sara Mendez, Macarena Gelman, Mariana Felartigas, Marco Algorta, Luca Veloz, Melissa Ardanche, Hersilia Fonseca, César Montaño, Charna Furman, Maxi Olaverry, Rodrigo Lillo, Fernando Fernández, Paula Gallicchio, Andrea Apolaro, Emiliano Rodriguez, Melina Romero, Venancio Rivero Anzolabehere, Luis Pereira, Betty Chiz, Andrés Fagúndez Quiros, Karina Gómez, Washington Viñoles, Anabel Rieiro, Ana Parnas, Elisa Demego.

El día que se nombró a la Escuela Nº181, Elena Quinteros

octubre 2008


Hace un tiempo tuve el agrado de que un grupo de maravillosos niños me llenaran de esperanza. No importa lo que intenten hacer por ocultar el lugar de nuestros desaparecidos, es parte de nuestra identidad y siempre habrá modo de repensar y decir Nunca más, ya sin bronca, y sin gritos, ya como parte constitutiva de unos dueños de la construcción de futuro que supieron demostrar que no hay olvido ni perdón, y sí hay una militancia cotidiana de construcción de democracia, libertad y ciudadanía.

Soy maestra, el año pasado estuve a cargo de un grupo de sexto año, en un barrio que podría ser clasificado – según la jerga de ANEP- como sociocultural crítico. Todos sabemos, y no me voy a encargar de aclarar lo que esto significa en el imaginario de todos nosotros.

Era un día como tantos, yo había hecho una suplencia en el turno de la mañana, por lo tanto me había perdido un hecho esencial en la construcción de la identidad del barrio, estaban nombrando una escuela, obtenía un derecho fundamental, llevar un nombre. Y no era cualquiera, sino uno de peso relevante en este proceso de reconstrucción de nuestro pasado reciente, el nombre de Elena Quinteros.

Entramos y al poco rato nos dimos cuanta de que en nuestro salón había una mochila, algún niño la había olvidado, ya corría el rumor de que en el barrio se había visto mucha gente, y “hasta la tele, Maestra”, esto daba un aire de importancia a este asunto.

Nos pusimos a conversar, quería indagar hasta dónde reconocían ellos la importancia de dar un nombre a una institución, cómo se elegía esto, y por qué el nomenclátor reflejaba diferentes homenajes y tendencias de ideas. Todo me salió exactamente al revés, como siempre cuando algo los inquieta el grupo naturalmente domina la conversación hasta llegar exactamente donde lo desean.

El dueño de la mochila regresó, había participado en el acto de la otra Escuela y estaba sumamente impresionado por la cantidad de gente, y feliz de su actuación. Contó algunos detalles, entre ellos el nuevo nombre de la Escuela.

Al preguntar si alguien lo conocía empezó todo, algunos niños lo habían hablado en familia, ya sabían que era una “detenida desaparecida”. Comenzamos a indagar esto, qué quería decir esta expresión. Hicimos una ubicación histórica, ya habíamos aprendido lo que era una dictadura, al abordar a Latorre y su modernización del Estado. A su vez, ya habíamos ubicado históricamente la última dictadura uruguaya, y con sorpresa descubrieron que la Historia, ese conocimiento tan lejano y aburrido, había sido vivido por sus abuelos, padres, vecinos. Seres terrenales y cotidianos.

Comenzaron entonces a surgir las interrogantes y las comparaciones, debo asumir que es un momento muy duro porque al abordar el tema de la cárcel, son varios los niños que cuentan con familiares actualmente presos.

De todos modos fue uno de los mejores debates, claramente surgían las comparaciones como: “ Cuando se los llevan ahora te enterás, te llaman”, o “Igual aunque no tengas plata tenés un abogado”. Y el asombro iba ganado espacio, cómo que esta gente no tenía abogados, cómo que las familias no sabían ni siquiera dónde estaban, ¿no se les podía llevar cosas?, ¿Visitarlos para que vieran a los hijos..?

Comenzaron los juicios, era totalmente inaceptable que eso sucediera, si hacés algo malo si vas preso, pero por pensar distinto no, comenzaron a hablar de partidos políticos, de sindicatos y reclamos, todo en un nivel escolar, pero sumamente rico, todos esos conceptos están ellos, y la diversidad es esencial para convivir, eso estaba muy claro en el grupo.

Luego empezó una instancia de empatía, y claro para niños que conviven cotidianamente con el dolor y el abandono colocarse en ese lugar es más sencillo.

Jorge planteaba, con los ojos desorbitados: Entonces, vos no sabés si se fue, te dejó sólo, si vuelve o no? Qué podía responder? No, no se sabía. Per mi padre está preso y yo sé que cuando mi hermano esté en cuarto ( acaba de ingresar a la Escuela), mi padre ya va a estar.

No hay definición para el espacio de vacío, que no se llena porque no hay explicaciones, no hay excusas.

Simplemente, la energía vital que normalmente llenaba el salón se fue diluyendo y dando lugar a un estado de angustia general, me sentía responsable por eso, pero no puedo inventar explicaciones a un sentimiento que invade a toda la sociedad sólo para contenerlos.

Así lo definieron ellos, es un hueco, una duda, una parte que no sabés y que no importa lo que hagas, no te enterás porque te escondieron la verdad, o te mintieron.

En mi clase si hay un lugar para los detenidos desaparecidos, en la conciencia de cada niño, que no comprendió la ausencia, que no encontró soluciones al enigma. Entonces si hay esperanza de cultivar la democracia, porque seres sensibles, reflexivos y empáticos son los que seguirán construyéndola. Es mentira que a nadie le importa, o que todo es parte de una campaña de recolección de firmas para anular una ley, es mucho más que eso, son parte del imaginario social, y son una herida que duele y angustia, y por suerte porque de ese modo está presente, uno no ignora aquello que le duele. La herida sanará, o se modificará, va a transformarse en energía y en cotidiana construcción de la pluralidad, la diversidad, el respeto y la convivencia.

A.A.

Ante la ley todos somos, IGUALES y punto

El 4 de octubre próximo, frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos nuestro país enfrenta la posibilidad de ser condenado por incumplimiento de los Convenios Internacionales ratificados en materia de derechos humanos.

En ese marco y ante la inminencia del ingreso al Poder Legislativo de un proyecto de ley que dejaría sin efecto los alcances de la ley de Caducidad, es que nos proponemos apoyar a las organizaciones y ciudadanos que trabajan por el respeto a los DDHH, a ser considerados, a hacer oír su voz.

Que no por estar dispersos somos pocos los que juntando fuerza y organizándonos como podíamos, logramos reunir hace poco menos de un año 1.105.768 voluntades que dijeron SÍ a anular la ley de Impunidad.

Con la convicción que en Uruguay queremos respetar plenamente los DDHH, y considerando que la Justicia Uruguaya ya la declaró Inconstitucional nos proponemos nuevamente hacer algo.

Es por todo esto que, este colectivo de gente diversa proveniente de diferentes lugares, organizaciones, redes políticas, y de la vida misma, estamos llamando a una actividad de agitación, reflexión, construcción y recuperación de la memoria; pero con la mirada puesta en el futuro.

Porque debemos avanzar hacia una sociedad verdaderamente democrática y justa, porque todos debemos saber de dónde venimos para saber hacia dónde queremos ir, porque la justicia no puede doblegarse ante coyunturas políticas y porque todos debemos ser ante ella IGUALES y punto.
Si en Octubre te fuiste a dormir con un nudo apretando la garganta y el alma y en este momento no estás participando en ningún colectivo contra la Impunidad sabé que sigue siendo injusta y que el estado uruguayo está a punto de ser condenado internacionalmente por mantenerla vigente.
Hacemos extensiva la invitación a integrarte, a participar, a escuchar y ser escuchado, a rescatar Memoria y construir futuro, porque ante la ley todos debemos ser Iguales y Punto.